El cambio climático ya no es algo lejano ni solo un problema del planeta, forma parte de nuestra vida cotidiana y tiene consecuencias reales en cómo vivimos, en nuestra salud y en el entorno en el que habitamos.

Cada vez enfrentamos más olas de calor que nos afectan directamente, respiramos un aire más contaminado, las temporadas de alergias se prolongan y el clima cambiante facilita la llegada de insectos que pueden traer enfermedades a zonas donde antes no existían.

Además, el cambio climático está alterando los ecosistemas, afectando los cultivos, incrementando el riesgo de incendios y poniendo en peligro modos de vida. Todo esto termina impactando directamente en nuestra salud física y mental: aumentan las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, los problemas alimentarios, y también la ansiedad, la tristeza y la preocupación por el futuro.

No podemos seguir ignorándolo. El cambio climático va mucho más allá del medio ambiente: tiene que ver con cómo vivimos hoy y con el mundo que queremos dejar a quienes vendrán mañana.

Es momento de exigir a nuestros representantes políticos que tomen decisiones valientes para proteger la salud de todas las personas y al planeta que compartimos. Es hora de actuar.